viernes, 10 de noviembre de 2017

LAS VIOLETAS.





Ilustración autor desconocido.
 

No  ha mucho, por la senda de este bosque
como un agrimensor pasó la lluvia.
Pesa con tanto brillo, la hoja del muguete
y la flor de verbena el agua se le entró por los oídos.

Mimadas por el frío pinar, las violetas
destilan su rocío;
no les agrada el día y viven separadas
y esparcen una a una su perfume.

Cuando en las casas beben el té, ya atardecido,
la vela del mosquito se hincha con la niebla;
y la noche, con súbito rasgueo de guitarra,
reposa en las campánulas como una láctea bruma.

A violetas nocturnas entonces todo huele:
los años y  los rostros; los pensamientos. Todo
lo que pudo salvarse del pasado
y el futuro  que esconden las manos del Destino.

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