sábado, 11 de marzo de 2017

QUISIERA OÍR LA SONORA CAMPANADA DE MI SONRISA.



 

Quisiera oír la sonora campanada de mi sonrisa
no tal como se la ve en un espejo.
No tal como se refleja en el lago de Narciso, la radio,
una foto en el diario, la televisión.
Sino la íntima y solitaria sonrisa de satisfacción,
del acto que completa un deseo sin palabras.
Nunca estuve en Grecia, en Irlanda, en Islandia, en Portugal;
y cada lugar completaría con sus imágenes
lo que de mí no tiene forma, ni nombre ni sonido.
Algún rincón, algo me haría sentir que regreso
no sé si una puerta o una calle, una cara
una canción, o una plaza;
pero, al conocerlas, sentiría: ¡He aquí este lugar!
¡Esta mano!
¡Qué alivio! ¡Por fin regreso!
Quisiera oír
la sonora campanada de campos y colinas,
mi sonrisa.

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