domingo, 12 de marzo de 2017

ESTACIONES DE TREN.



 




Pienso en las estaciones donde cogí un tren.

Soy incapaz de recordar con precisión

los murales cubiertos por el humo y la indiferencia,

el banco que prefiere

la aterciopelada mugre de los vagabundos,

las maletas llenas de secretos y banalidad,

el banderín rojo que flamea

como una amapola nocturna.

Únicamente consigo evocar,

Hasta en los detalles más nimios,

el picante olor del acero recalentado,

que llena de congoja los andenes

cuando el chirrido de los frenos anuncia

que con el viaje termina la esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario