viernes, 17 de abril de 2015

PUREZA DE JAZMINES.



 

¡Jazminero, tan frágil y tan leve        
que bastara con un soplo de aliento  
para que disipases en el viento          
tu intacta castidad de plata y nieve!...          

Tu pureza me evoca aquella breve    
mano de espumas y de encantamiento,        
que ni siquiera con el pensamiento   
mi corazón a acariciar se atreve.       

Con su blancura a tu blancura iguala;           
con tus piedades sus piedades glosas...        
Como tú, tiene el corazón florido;    

y, también como tú, también exhala 
sobre el eterno ensueño de las cosas 
un perfume de amor, luna y olvido.

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