martes, 16 de diciembre de 2014

LA MUJER LOCA. Juan José Millás.



De vez en cuando, sucede que no resulta nada fácil escribir una reseña sobre la novela recientemente leída. Este es uno de esos casos. Y es que La mujer loca no es una novela normal. La mujer loca es otra delirante aproximación a ese universo alternativo o tan peculiar que propone su autor. Por decirlo de algún modo, esta es una historia curiosa con unos personajes raros,  repleta de humor surrealista que describe la psicosis propia y la ajena. No está protagonizada por nadie que no sea el autor y personaje y periodista y psicótico redomado Millás.


SINOPSIS: Julia trabaja en una pescadería y de noche estudia gramática porque está enamorada de su jefe, que en realidad es filólogo. En sus ratos libres, la joven ayuda en el cuidado de una enferma terminal, Emérita, en cuya casa coincide con Millás, que está haciendo un reportaje sobre la eutanasia. Durante sus visitas, el escritor se siente atraído por la idea de novelar la vida de Julia, aunque para lograrlo deberá enfrentarse a su bloqueo creativo con la ayuda de una psicoterapeuta. La realidad trastoca los planes del escritor cuando Emérita revela un secreto que ha guardado celosamente toda su vida. Lo que había comenzado como una crónica periodística se convierte entonces en una suerte de novela en la que él se verá involucrado como personaje. El mejor Juan José Millás regresa a la novela con La mujer loca, una historia en la que el lector habrá de decidir qué es verdadero y qué es falso, una investigación sobre los límites de la realidad y la ficción en una obra que condensa la esencia del maestro de la extrañeza: humor inteligente, diálogos excepcionales y una escritura provocativa. Un ejercicio de honestidad con el que afronta sus cuitas como autor desde la verosimilitud de la pura ficción.



Los lectores, especialmente los incondicionales del autor, devorarán La mujer loca, por sus esmerados juegos con las palabras, su personalísimo estilo literario, sus estrambóticos personajes llenos de humanidad y el humor como contrapunto al dramatismo de la trama. Además, el valenciano reincide en lanzar un alegato a favor de la fantasía como vía de escape ante las dificultades de la vida, la relación entre el original y la copia. Millás juega al despiste durante toda la historia. De ahí que, vuelva loco al lector más cuerdo; pero, lejos de aburrir éste juego engancha al lector, que ve como el libro le dura en las manos un suspiro. Otro tema omnipresente en la novela es la eutanasia.

En cuanto a, la escritura de la novela se caracteriza por su cristalina y transparente fluidez. Una prosa sin estiramientos que trata de contar una historia, o varias historias de gran profundidad pero abordados con sencillez, honestidad y llaneza. Y sobre todo, con un estilo pulcro que hace que la novela sea consumida con voracidad y sin pausa. Un argumento bien estructurado y uniforme, un retazo de la vida.

En contraste con lo anterior, al cerrar la novela me quedé con esa sensación que el mejor Millás ha quedado muy lejos, en El desorden de tu nombre, El orden alfabético, Dos mujeres en Praga o El mundo –Premio Planeta 2007- este fogonazo de relato, justito para veinte páginas, lo alarga obligando al lector a enfrentarse con ese sufrimiento durante 238 páginas. Lo rellena, lo ahueca  y lo convierte en novela, eso sí, tan hueca que es humo. Tan forzada que resulta propia de un principiante. Puede que, sea una falsa sensación pero,  ahora que lo pienso, ¿podría ser éste el motivo de su calidad?
 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario