lunes, 24 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD.

 


SALUDOS, AMIGOS. 
 
Ilustración Sara Latham.
 
Solo llevan ilusiones
y deseos de emoción.
No están llenos los paquetes
¡sólo pompas de color!
Hemos metido, ahí adentro,
un sueño que nos soñó,
un abanico del viento,
un carrusel de canción.
Dentro, como si jugaran,
están los sueños, la voz,
el tiempo de los juguetes
y un petirrojo veloz.
También creo que metimos,
si mal no recuerdo yo,
abrazos, besos y risas,
rostros de polvo de arroz
y el cariño que ponemos
en envolver el amor.
Y ya están al pie del árbol
por si se llenan y son.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
 
 

RECETA PARA CONSTRUIR UN NACIMIENTO.
(Luis López Anglada)
 
 Ilustración Laure Fournier.
 
Tomad papel de plata: haced un río
y colocad encina de él un puente;
fabricad un portal; ponedle enfrente
de papel y cartón un caserío.
Simulad la blancura del rocío
con un poco de harina y, suavemente
hacedla que descienda lentamente,
como la nieve cae, blanca de frío.
Colocad las figuras una a una,
la Virgen y José junto a la cuna
y en ella el Niño, en el pesebre echado.
Y si después que todo lo habéis hecho
sentís que hay una estrella en vuestro pecho,
es que está el Nacimiento terminado.
 

EL REGALO DE NAVIDAD.
(Rubén Dario) 
 
Ilustración Susan Michell.

En las cercanías de Belén se para
el cortejo. ¿A causa? A causa de que
una dulce niña de belleza rara
surge ante los magos, todo ensueño y fe.
¡Oh, reyes! —les dice—. Yo soy una niña
que oyó a los vecinos pastores cantar,
y desde la próxima florida campiña
miró vuestro regio cortejo pasar.
Yo sé que ha nacido Jesús Nazareno,
que el mundo está lleno de gozo por Él,
y que es tan rosado, tan lindo y tan bueno,
que hace al sol más sol, y a la miel más miel.
Aún no llega el día… ¿Dónde está el establo?
Prestadme la estrella para ir a Belén.
No tengáis miedo que la apague el diablo,
con mis ojos puros la cuidaré bien.
Los magos quedaron silenciosos. Bella
de toda belleza, a Belén tornó
la estrella y la niña, llevada por ella
al establo, cuna de Jesús, entró.
Pero cuando estuvo junto a aquel infante,
en cuyas pupilas miró a Dios arder,
se quedó pasmada, pálido el semblante,
porque no tenía nada que ofrecer.
La Madre miraba a su niño lucero,
las dos bestias buenas daban su calor;
sonreía el santo viejo carpintero,
la niña estaba temblando de amor.
Allí había oro en cajas reales,
perfumes en frascos de hechura oriental,
incienso en copas de finos metales,
y quesos, y flores, y miel de panal.
 
 
LA VIRGEN SONRÍE...
(GLORIA FUERTES)
 
Ilustración Lisa Alderson.
 
La Virgen,
sonríe muy bella.
¡Ya brotó el Rosal,
que bajó a la tierra
para perfumar!
La Virgen María
canta nanas ya.
Y canta a una estrella
que supo bajar
a Belén volando
como un pastor más.
Tres Reyes llegaron;
cesa de nevar.
¡La luna le ha visto,
cesa de llorar!
Su llanto de nieve
cuajó en el pinar.
Mil ángeles cantan
canción de cristal
que un Clavel nació
de un suave Rosal.
 
 
UN ÀNGEL... (Júlia Costa.)

Ilustración Marina Terauds.
 
Un àngel fet d’espurnes de misteri,
amb una túnica d’un blanc indefinit,
tradicional, amb un posat eteri,
i un somriure entre murri i divertit,
ha sorgit des del fons de la pantalla,
en connectar-me al meu ordinador,
de nit, quan adormit el carrer calla
i el silenci ensopeix el meu racó.
 
-Ja ve Nadal, no et torbis, és desembre
-m’ha dit des de la pàtria virtual-
que cal, malgrat la crisi, fer com sempre,
i anar a Betlem seguint el camí ral,
del google maps. Doncs ja els moderns pastors
cerquen la ruta en els ordinadors.

viernes, 21 de diciembre de 2012

LA EXPERIENCIA.

 
Ilustración Pascal Chove.
 
 
Todas sus lágrimas las reservaba para los indefensos.  
-¿Aún llora?
-Cuando duermo. En ocasiones me despierto con la almohada empapada, lo cual nada tiene que ver con el miedo, sino con la amargura.
-Mientras lo tenga en la memoria, continuará con vida…
La intención era servirle de consuelo, pero evidentemente no consiguió el efecto deseado, puesto que al dueña de la casa le respondió en tono despectivo.
-¡No me vuelva con bobadas y lugares comunes…! –dijo-. Supuse que con su experiencia sería capaz de explicarme por qué razón un determinado rostro, un casa, una escena, un instante sin aparente importancia se nos graba, no obstante, en la memoria para regresar a nuestra mente demasiado a menudo, mientras otras cosas en verdad importantes se olvidan. Pero tengo la impresión de que no lo sabe.
-No creo que nadie lo sepa.
-¿De qué le sirve entonces la experiencia?
-Para admitirlo… -replicó casi al instante-. La experiencia nos devuelve a lugares conocidos, nos conduce a aquellos que hubiéramos deseado conocer y demuestra que nos hemos quedado a mitad de camino; tener el valor de reconocerlo o no, ya es otra cosa.
-Por lo que veo, usted lo tiene.
-Eso no se llama valor, se llama resignación, quería amiga. Mi meta se quedó tan lejos que ni con otra vida igual de larga la cruzaría, pero no estamos aquí para hablar de fracasos, sino para que me continúe hablando…
 


LADRÓN DE REALIDADES.

 

El lenguaje ha creado la palabra soledad para expresar el dolor de estar solo; y ha creado la palabra soledad para expresar la gloria de estar a solas.

jueves, 13 de diciembre de 2012

TE ECHO DE MENOS.


Ilustración Ben Kimura.
 
 
-Te echo de menos.
Estaba sufriendo una tortura. Intentó atrapar un pedazo de amor, un hilo del que poder tirar, enhebrar, fruncir, bordar, zurcir, hasta hacer un gran pompón. Se hundió en la mirada de Lucas, hundió sus grandes ojos abiertos, buscó, buscó. ¡No podía desvanecerse así como así! Buscó un trozo de hilo en sus ojos, en su boca, en el escote de su manga, me gustaba acurrucarme allí, cuando dormíamos juntos, percibía su brazo reteniéndome, se sentía emocionado, cerraba los ojos para retener esa imagen. Buscó, buscó pero no encontró el extremo del hilo. Emergió a la superficie con las manos vacías.


LADRÓN DE REALIDADES.




Tómate tu tiempo: Para soñar, descubrir, disfrutar, inventar, reír, saborear, imaginar, llorar, sentir, vivir...

martes, 4 de diciembre de 2012

LADRÓN DE REALIDADES.



"El Amor es el Arquitecto del Universo."
Hesiodo.

TRANSPARENCIA EN EL BORDE DE TU SER.

 


Miro su cara. No solo le miro la cara, sino también dentro de él. Cada poro, cada peca, cada pelo fino y tenue. Y luego las capas inferiores. La carne y los huesos, la sangre y el cerebro, hasta la energía incognoscible que se agita en su seno, la fuerza vital, el alma, la fuerza ardiente o la voluntad que le convierte en algo más que carne, recorriendo todas las células y uniéndolas en millones para formar su persona. ¿Quién es este chico? ¿Qué es? Lo es todo. Su  cuerpo contiene la historia de la vida, recordada en forma de sustancia químicas. Su mente contiene la historia del universo, recordada en forma de dolor, alegría y tristeza, odio y esperanza y malos hábitos, cada pensamiento de Dios, pasado, presente y futuro, recordado sentido y anhelado al mismo tiempo.
-¿Qué nos queda? –suplica él, confundiéndome con sus ojos, los inmensos océanos de sus iris-. ¿Qué nos queda?
Yo no tengo una respuesta que darle. Pero le miro la cara, las pálidas mejillas, los labios rojos rebosantes de vida y tiernos como los de un niño, y entiendo que le amo. Y sí, él, lo es todo, tal vez eso baste como respuesta.
Atraigo su cara hacia mí y lo beso.
Aprieto sus labios contra los míos. Tiro de su cuerpo contra el mío. Él me rodea el cuello con los brazos y me aprieta fuerte. Nos besamos con los ojos abiertos, mirando fijamente las pupilas del otro y las profundidades que contienen. Nuestras lenguas se saborean, la saliva fluye, y él me muerde el labio, me perfora la piel y chupa gotas de sangre. Noto que la muerte que llevo dentro despierta, que la fuerza antivital emerge hacia las relucientes células de él con intención de oscurecerlas. Pero cuando llega al umbral, la detengo. La retengo y la controlo, y noto que él hace lo mismo. Sujetamos ese monstruo rebelde entre nosotros de forma implacable, nos abalanzamos sobre él con determinación y furia, y algo ocurre. Cambia. Se deforma y se retuerce y se vuelve del revés. Se convierte en algo totalmente distinto. Algo nuevo.
Una oleada de sufrimiento extático recorre todo mi ser, y nos separamos jadeando. Noto en los ojos un profundo e intenso dolor. Miro los suyos y veo que sus iris relucen. Las fibras se mueven, y su tono empieza a cambiar. El vivo azul celeste pierde intensidad y se transforma en gris, luego titubea, vacila, parpadea y vuelve a relucir como dorado. Una brillante solar que no he visto en ningún ser humano. Cuando eso ocurre, mis senos nasales cobran vida con un nuevo olor, algo similar a la energía vital de los seres vivos pero también es mío.
Emana de nosotros como una explosión de feromonas, tan fuerte que casi puedo verlo.
 

jueves, 29 de noviembre de 2012

LADRÓN DE REALIDADES.


Título: "La Lapidación".
 
 
 
El ser humano no ha nacido para que lo rompan.
Eric Fromm.


UN REGALO QUE NO ESPERABA.


Ilustración Kim Roberti.


Mario tuvo como regalo, al final del curso escolar, una pluma para hacer los deberes de las vacaciones.
- Yo quería una bicicleta - se lamentaba Mario a su papá.
- Espera antes de lloriquear - le respondió su padre -. Aún no has visto de qué clase de pluma se trata.
Unas semanas después, Mario se decidió, de mala gana, a empezar los deberes de las vacaciones. "Qué mala suerte - pensaba, mientras trataba de resolver un problema-, durante todo el año el maestro me ha puesto como deberes lecciones, problemas, operaciones y dibujos. Para las vacaciones podría haberme mandado otra clase de deberes. Por ejemplo, deberes para el lunes: trepar a un cerezo y darme un atracón; deberes para el martes: jugar un partido de fútbol hasta caer al suelo muerto de cansancio; deberes para el miércoles: dar un bonito paseo por los boques y dormir en una tienda. Pero no. Aquí me tienen, obligado a hacer divisiones y restas."
Justo en aquel momento, la pluma vibró y empezó a correr velozmente sobre los cuadritos de la primera página del cuaderno.
-¿Qué es lo que te pasa? - preguntó Mario.
Era maravilloso. La pluma corría sola, y en un segundo el problema estuvo resuelto y las respuestas escritas con una caligrafía estupenda. Sólo entonces la pluma se detuvo y se tumbó sobre la mesa, como si estuviese cansada y quisiera dormir.
- Es maravilloso - dijo Mario- ¡Una pluma que hace los deberes sola!
Al día siguiente, Mario tenía que desarrollar un tema. Se sentó a la mesa, empuñó la pluma, se rascó la cabeza para atraer a las ideas, y de nuevo la pluma partió en cuarta velocidad. En un momento llegó al final de la hoja. Mario sólo tenía que volver la hoja, y la pluma remprendería su carrera. Se movía sola, sin que Mario tuviese que sostenerla entre los dedos, y escribía más deprisa que una máquina. Desde aquel día, cuando quería hacer los deberes, Mario abría el cuaderno, dejaba la pluma encima de la hoja y se quedaba mirando. La puma lo hacía todo por su cuenta, mejor que el primero de la clase. Mario se divertía un rato mirándola, y después oía a sus amigos que lo llamaban bajo la ventana.
- Ahora mismo voy - respondía. Y dirigiéndose afectuosamente a la pluma, le susurraba- : acaba tú los deberes mientras yo voy a darme un baño en el río.
La puma no se lo hacía repetir. Cuando acababa de hacer los deberes, ella sola saltaba dentro del estuche y se echaba a dormir. Una suerte para Mario, tenéis que admitirlo.
Al final de las vacaciones, el cuaderno de los deberes estaba completo, limpio y ordenado como ningún cuaderno de Mario había estado nunca. El niño limpió muy bien su pluma, que se lo tenía más que merecido, y le dio las gracias por su estupenda ayuda.

jueves, 22 de noviembre de 2012

LA SOMBRA.



Érase una vez una tintorería de sombras. La gente iba a dejar allí su sombra para que la limpiasen. Pero había algunos que de olvidaban de ella, los meses transcurrían y esta sombras pasaban a un gran almacén. Todas ellas se guardaban en un almacén al que daba miedo asomarse porque estas sombras abandonadas gemían de dolor. No soportaban no tener un cuerpo al que seguir. Sus gemidos eran muy pequeños, como cuando chirría una puerta, porque las sombras tienen muy poca vida. Su tú abandonas una sombra sobre una cama, no se puede levantar por sí misma, no tiene fuerzas suficientes. Y tampoco tiene fuerzas para llorar, aunque sí pueden gemir un poquito. Había un chico, empleado de esa tintorería, que a veces bajaba al almacén de sombras abandonadas para escuchar sus lamentos, lo que producía a la vez miedo y lástima, disgusto y placer. Este chico se enamoró de la sombra de una chica. Era un sombra bellísima, que llevaba una falda con mucho vuelo y una melena tan larga como la cualquier chica, que se partía al moverse haciendo dibujos como de tinta sobre la pared.
 
 
A veces, el  chico tomaba en sus brazos aquella sombra y bailaba con ella o la besaba. Pero la sombra no era feliz del mismo modo que no puede ser feliz una mano separada de su cuerpo. Entonces, el muchacho buscó la ficha de la persona que había llevado la sombra al tinte y averiguó dónde vivía la niña. Un día al salir del trabajo, fue a aquella dirección y llamó a la puerta. Abrió una señora de luto. “Soy del tinte”, dijo, “mi jefe dice que ustedes no han recogido una sombra que ya está limpia. Es una sombra de chica, con melena, y una falda con mucho vuelo”. La mujer dejo escapar un sollozo y dijo que era la sombra de su hija, que había muerto, por eso no la había recogido. “Hagan lo que quieran con ella”, añadió antes de cerrar la puerta.

El muchacho volvió a la tienda, que ya estaba cerrada, y entró en ella por una ventana. Luego encendió una vela y bajó al almacén. Como ya era de noche y había mucho silencio, antes de abrir la puerta escuchó los “ayes” lastimeros de las sombras.

Eran suspiros muy pequeños, pero muy hondos; aquellos lamentos diminutos le ponían a uno la piel de gallina. Estuvo a punto de darse la vuelta, de no entrar, pero finalmente, haciendo acopio de valor, empujó la puerta y se abrió paso entre las frías sombras, que le acariciaban débilmente, como con manos de gelatina negra, hasta llegar adonde se encontraba la sombra de la niña. La tomó en sus brazos y ella se dejó hacer como un cuerpo desmayado. Luego alcanzó la calle y se deslizó en medio de la noche sigilosamente, con la idea de ir al cementerio, buscar la tumba de la niña y dejar que su sombra se deslizara por alguna rendija del sepulcro, para que descansara junto al cuerpo. Las farolas de las calles desiertas proyectaban la sombra del muchacho contra las paredes de los edificios. Entonces ocurrió algo sorprendente y es que la sombra de al chico se liberó de los brazos del chico y buscó los de su sombra. El muchacho, sobrecogido por aquella iniciativa, se detuvo y vio, estupefacto, cómo su sombra y la de la niña se besaban apasionadamente sobre la pared de un edificio y cómo, fundiéndose en un abrazo, se convertían en una sombra única.


LADRÓN DE REALIDADES.



Ilustración Daniel Nassoy.

TE AVISO, TE PROMETO...
"Pase lo que pase,
mantente con vida;
iré a buscarte.
Por mucho que me cueste,
por muy lejos que estés,
te encontraré."
 

 
Para tí, que a veces te cansas de todo. Para el Amor, que a veces se escapa. Para la Felicidad, tan esquiva. Para... 

jueves, 8 de noviembre de 2012

LADRÓN DE REALIDADES.



Sonrie siempre que puedas. Y cuando no puedas hacerlo llora, quien no desea saborear tus lágrimas no merece tus risas.

UNA GOTA DE LLUVIA.




Ilustración María Zeldis.

Soy una gota de lluvia a la que han barrido de una cara al ser confundida con una lágrima. De la mejilla al suelo, en una caída lenta, antes de estrellarme contra el asfalto, he reflejado todas las luces y oscuridades de una calle cualquiera. Y las angustias de los sombreros grises, las prisas de los tacones, las muecas que doblaban todas las esquinas, han quedado atrapadas dentro de mi transparencia, para caer conmigo y quedar esparcidas en la acera, para luego ser pisadas por los transeúntes nerviosos, para luego ser absorbidas por las suelas de sus zapatos, para luego transpirar desde sus poros a sus almas, para luego volver a ser angustia y prisa, para luego brotar de una mueca y, esta vez sí, ser barrida de una cara como una lágrima.


Ilustración Jungshan.

sábado, 3 de noviembre de 2012

MOSTRUOS EN LA CIUDAD.


Ilustración Deborah Melmon.



Ilustración: Silvina Socolovsky.

 
Hay un vampiro
en el trastero…
¡Bah!
Es un viejo paraguas colgando del techo.

Hay un fantasma
en la azotea…
¡Bah!
Es la sábana blanca tendida en la cuerda.
Hay un dragón
en el tejado…
¡Bah!
Es la sombra negrísima de un aeroplano.

Hay una bruja
en la escalera…
¡Ay!
¡Esto sí es una bruja. Sálvese quien pueda!

Texto: Ciudad Laberinto.
Autor: Pedro Mañas.

 Ilustración Jade Bengco.

Ilustración Jimmy Pickeringo.

HALLOWEEN.



Ilustración: Tristan Elwell.
"A PUMPKIN IS A PUMPKIN."
A Pumpkin is a pumpkin
A Pumpkin is a pumpkin
A Pumpkin is a pumpkin and not a white ghost. Whooooooooo!

A Pumpkin is a pumpkin
A Pumpkin is a pumpkin
A Pumpkin is a pumpkin and not a scary monster. Roarrrrr!

A Pumpkin is a pumpkin
A Pumpkin is a pumpkin
A Pumpkin is a pumpkin and not a black cat. Meow!!!!!

A Pumpkin is a pumpkin
A Pumpkin is a pumpkin
A Pumpkin is a pumpkin and not a cackling witch. Hee, hee, hee, hee, hee. *
 
Tune
In the sky on Halloween,
Many funny things are seen.
Bats and ghosts and goblins too,
Hope they don't come after you.

TRADUCCIÓN:
Una calabaza es una calabaza
Una calabaza es una calabaza
Una calabaza es una calabaza y no un fantasma blanco. Whooooooooo
!

Una calabaza es una calabaza
Una calabaza es una calabaza
Una calabaza es una calabaza y no un monstruo aterrador. Roarrrrr!

Una calabaza es una calabaza
Una calabaza es una calabaza
Una calabaza es una calabaza y no un gato negro. Meow!!
Una calabaza es una calabaza
Una calabaza es una calabaza
Una calabaza es una calabaza y no una bruja cacareando. Hee, hee, hee, hee hee. *
Melodía
En el cielo el día de Halloween,
muchas cosas raras se ven.
Los murciélagos,  fantasmas y duendes también,
espero que no vengan a por ti.




Ilustraíón Mary Manning.

"THERE WAS AN OLD WITCH."
Believe it if you can
She tapped on the windows and she ran, ran, ran.
She ran helter-skelter
With her toes in the air
Cornstalks flying
From the old witches hair.

"Swish" goes the broomstick
"Meow" goes the cat
"Plop" goes the hoptoad
Sitting on her hat
"Whee!" chuckled I,
"What fun, what fun"
Halloween night
When the witches run.

TRADUCCIÓN:
Había una vieja bruja
Créetelo si puedes
Dio unos golpecitos en la ventana y corrió ella, corrió, corrió.
Ella corrió atropelladamente
Con los dedos de los pies en el aire
por los tallos de maíz  voló.
Desde el pelo de la bruja vieja.

"Swish", dice el palo de escoba
"Miau", dice el gato
"Plop", dice el hoptoad
Sentada en su sombrero
"Hee!" me reí entre dientes,
"¡Qué divertido, qué divertido!"
La noche de Halloween
Cuando las brujas corren.

Ilustración: Nicholas Kole.

viernes, 26 de octubre de 2012

LADRÓN DE REALIDADES.



Abro un libro y todo lo que sueño aparece.
A veces, incluso aquello que el autor no dijo, está cerca de mí mientras leo...
Pero todos los milagros posibles ocurren al hablar de esos libros que tuvimos, tocamos, amamos, perdimos y, como por arte de magia, nos llegan envueltos en un papel del ayer con la sugerencia de, que con sus páginas, volvamos a navegar el mundo de hoy.
 


 


jueves, 25 de octubre de 2012

LA LIMOSNA.




Quizá para muchos no tenga interés lo que voy a contar; pero como a mí me conmovió profundamente, por nada de este mundo se me queda esta narración en el buche, y de soltarla tengo, sea cual fuere la suerte que deba correr, y arrostrando el peligro de que algunos llamen sensibilidad a lo que los más califiquen de sensiblería.

Pero los hechos son como los acordes de la música: algunos los escuchamos sin conmovernos, y hay otros que tienen resonancia inexplicable en las más delicadas fibras del corazón o del cerebro, y de los cuales decimos, o pensamos sin decirlo: Esas notas son mías.
En una de las ciudades del Norte de la República mexicana vivía Julián. No sé cómo se apellidaba, pues por Julián no más le conocíamos, y era un hombre feliz. Un herrero honrado y laborioso, mocetón membrudo y sano, que en su oficio ganaba más que necesitar podía para vivir con su familia. Por supuesto que no era rico, o mejor dicho, acaudalado. Tenía una pequeña casita en los suburbios de la ciudad, y allí, como en un nido de palomas, habitaban la madre, la esposa y el hijo de Julián. Allí todo el mundo se levantaba antes que el sol; allí se trabajaba, se cantaba y se comía el pan de la alegría y de la honradez.
Julián volvía los sábados cargado con el producto de su trabajo semanal; íntegro lo ponía en manos de su mujer, y ella sabia distribuirlo con tanta economía y tanto acierto, que el dinero parecía multiplicarse entre sus manos. Era el constante milagro de los cinco panes repetido sin interrupción, y no se olvidaban ni faltaban nunca los cigarros para Julián, ni la copita de aguardiente, antes de la comida, para la suegra.
El chico se llamaba Juanito: fresco, limpio, alegre y con sus dos años encima, como si tuviera ochenta, vacilaba corriendo tras de las gallinas en los corrales o arrancando las flores en el jardincito de la casa. Pero era tan cariñoso y tan zalamero, que cada una de esas travesurillas le valía un rosario de besos del padre, de la madre o de la abuelita, que él recibía riéndose a carcajadas y mostrando su desigual y naciente dentadura.
Una tarde Julián esperaba en el taller el pago de sus trabajos de la semana. Repentinamente oyó la campana de su parroquia tocando a fuego, y sintió que el corazón le daba un vuelco. No había motivo de alarmarse; la parroquia tenía gran caserío, y, sin embargo, él sintió que su casa era la que ardía. Echó a correr precipitadamente, y era verdad: las llamas devoraban aquella habitación pocas horas antes tan dichosa.
Todos los esfuerzos habían sido inútiles: nadie pudo escapar del fuego. Julián no preguntó ni los detalles; en una hora lo había perdido todo en el mundo. Quedó sin sentido; alguna familia cariñosa lo arrancó de allí, y por más de seis meses no volvió a saberse de él.
Habían pasado cuatro años ya, y Julián, siempre triste, seguía asistiendo con su acostumbrada puntualidad al taller. Tomaba de su salario lo que estrictamente necesitaba para mantenerse, y repartía lo demás entre los pobres de su parroquia. Los sábados, sin embargo, tenía una extraña costumbre. Salía por las calles con una guitarra; entraba en las casas y cantaba con una voz muy dulce canciones tan melancólicas y tan desconocidas, que los hombres se conmovían y las mujeres lloraban; y después, cuando alguna de ellas, enternecida, le llamaba para darle algo de dinero, él decía con un acento profundamente triste: "No, señora, no quiero dinero; ya me han pagado ustedes, porque sólo vengo a pedir limosna de llanto".



Autor del cuento: Vicente Riva Palacio.

jueves, 18 de octubre de 2012

ESTA MANO QUE TODOS VEN.

El tema de la ausencia, no oculta la regla de su composición. Recuerdos, nostalgias, noches y deseos, ruinas y fracasos, vida y muerte son como sonoras palabras que abrevian una larga experiencia. El follaje es espeso, acaso intenso, pero la flor íntima ¿dónde encontrarla? La dulzura y el calor íntimo lo protegen, su presencia no puede reducirse a la suma de palabras que lo compone. Alegorías de cosas que van sucediendo, casi clandestinas en apariencias comunes.
 El encuentro de los amantes, los rostros perdidos y los besos obligados. Y el cansancio. Y el desmoronamiento. Todos los estados del alma, en una confesión íntima, en su concepción más poética, creando y recreando una y otra vez, sin concesión alguna, la estética del pesimismo y la esética del dolor.


Ilustración Nacho Castro.

Esta mano nerviosa y pequeña que todos ven,
esta mano de uñas pintadas y piel frágil
ha cometido sin temblar
oscuros asesinatos fracasados
y algún suicidio rencoroso
en el abandono de la almohada y las lágrimas.
Esta mano ha mentido en salones y calles
con ceremonias usadas y ajenas.
En habitaciones oscuras, esta mano
ha huido de la ternura,
pero lenta como ola de aceite
ha dado placer a los cuerpos.
Esta mano ha ordenado en filas las palabras
para llevarlas al abismo
y hacerlas decir ya sin aliento
del esplendor de las pobres emociones,
del desplome de las ruinas aún en pie,
de la sal viva en las pestañas.
Esta mano ha robado en duermevela
cosas que nunca se atrevió a hacer suyas
y ahora en su palma sólo tiene roces
y el vacío en el que estuvo otra mano.
Esta mano tiene atravesadas las líneas
de una vida que se perdió
porque no supo, no comprendió, no quiso.


 


Libro de poemas "Hola, soledad".